Alicia y su secreto

de María José Recio

Gimnasio la Colina. Grado sexto.

Ilustración: Manuela Rivas. Grado noveno. Gimnasio la Colina.

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Me llamo Alicia, pero no soy Alicia la de El país de las maravillas, porque mi vida no es de maravillas. Todo empezó el día martes 9 de febrero, mi madre murió por la noche. Llegó de trabajar a las 9 pm. Estaba agotada y yo ya estaba en la cama, porque al día siguiente me tocaba ir al maldito colegio… que lo único que me hace es agredirme, reprimirme y dizque educarme. La única cosa buena que había en ese colegio era mi inigualable Valentina. Cuando estaba a punto de dormirme, mis padres estaban peleando de nuevo, ellos pelean todo el tiempo. Mi madre después de su larga y absurda pelea se fue a fumar en la oficina de mi padre mientras ponía sus pies en agua tibia. Después se fue a leer la Biblia.

Ella era la única que me entendía, además de mi amiga Valentina. Siempre le contaba lo que me pasaba… ¡era tan linda! Tenía el cabello canoso y siempre llevaba un cigarrillo en su mano. El día 10 de febrero me levanté, me bañé a las 6 a.m., desayuné a las 6:20 un pan con mantequilla, dos huevos fritos y un jugo de naranja. El bus me recogió y me hice en el asiento trasero, me puse mis audífonos y me quedé dormida. Cuando desperté, tenía una parte de mi pelo más larga que la otra. ¡Mis compañeros, ¿por qué tienen que molestarme?! Voy al aula y me toca con esa tonta profesora, que lo único que enseña es a decir bobadas que no nos sirven para la vida a menos que quieras ser escritor.

Cuando por fin pude salir al recreo… menos mal es martes y la profesora de Matemáticas estaba pasando por ahí, porque si no me hubieran metido la cara al inodoro con un pequeño y asqueroso regalito adentro, ya que estábamos en los baños de los niños pequeños y ellos nunca sueltan… y hoy además, me cortaron el pelo de nuevo. Me cogí el pelo con una liga… entonces veo a mi padre con los ojos tan rojos y pequeños que parece que le duele llorar ¿qué hace aquí a esta hora? Voy corriendo a abrazarlo y me dice tartamudeando: “tu ma… madre murió “, me arrodillo mientras mi padre me abraza y pienso: “¿por qué ella?, ¿por qué no yo?”

¡Mi vida es horrible!

Por qué ella, una señora tan perfecta, a la que le gustaban las flores, tenía una gran pasión por la fotografía y era amante del café negro? Si me comparo con ella, soy un gran trozo de basura…molestándome y pegándome, ya hasta me creo “fea” y no es solo eso…Un día subieron a la red a una niña que se parecía bastante a mí, ¿era yo?, pusieron diferentes fotos: una con un cigarrillo y recuerdo otra con una botella de alcohol en la mano derecha. Mi padre vio las fotos y denunció, pero nunca hicieron nada. No nos oyeron, la que provocó todo era amiga de la directora. Mi papá y yo seguimos llorando, tirados los dos en el piso, hasta que mi padre dijo: “vamos a casa”.

Me quité el uniforme de gala y me puse la pijama. Me quedé profundamente dormida. Siempre es la misma rutina. Me levanto, voy al colegio, me tiran papelitos, lápices, me meten la cara al inodoro. ¡Siempre es lo mismo! Hoy cambió un poco la rutina: ¡Oh sí, mi madre está muerta!

Hoy desperté rápidamente, me bañé, me vestí, tuve clase con Velociraptor, la tonta profe de lenguaje, me metieron la cara otra vez al inodoro ¿dónde estaban los profesores en ese momento?, ¿será que los sobornan para que no digan nada o para que no aparezcan? Hoy me reventaron la nariz y para completar me están empezando a salir granos, me dijeron que no le dijera a nadie y que si lo hacía me volverían a pegar en mi adolorida nariz.

Corrí y corrí para que no descubrieran dónde queda la guarida. Estoy peleada con Valentina, ahora tiene más amigos y todo el mundo la adora. No me quiere hablar, no sé qué es lo que pretende “si somos seres humanos y nos podemos equivocar millones de veces, ya que estamos aprendiendo” …es lo que decía mi madre. Yo me siento arrepentida de lo que ha pasado. Recuerdo muy buenos momentos con ella. ¡Ahora sus nuevas amigas me odian sin conocerme! Le di muchísimas cosas y qué me queda… nada de nada…

Acabamos de llegar del entierro, todos los que estaban presentes estaban tristes. Era un día lluvioso, todos tenían ropa formal y sombrillas negras. ¡Vaya que mi madre tenía amigos y familiares que nunca había conocido! Todos decían: “lo siento”. Solo esas dos palabras. Cuando llegué a casa me quité ese vestido, me bañé y salí a leer al patio. Vi un pequeño conejo blanco que tenía en su pata una gran flecha roja, con luces iguales a los de fútbol americano que tienen un número en el centro. Corrí y me tropecé con una guarida secreta, nadie la conocía en casa. Había una máquina de palomitas, había chocolate y había tazas vacías de café. Había hortensias por todos los lados de la habitación en la que estaba, había fotos mías, de mi padre y de mi hermano, cuando todos éramos unidos y no nos peleábamos. Pisé mal y caí, había un sensor y se prendió el televisor ¡Qué felicidad, era mi madre! El documental que aparecía en el televisor era sobre ella, decía que era una espía. Nos mintió todo este tiempo, nos dijo que era gerente del banco MANY WAYS. Con razón siempre llegaba agotada, con morados por todas partes. Por su culpa metieron a mi papá a la cárcel. Los vecinos creyeron que mi padre le pegaba. Por eso discutían tanto.

Encontré una carta… decía que se iba a divorciar de mi padre. Abrí un armario, había demasiadas fotos de un señor que yo no conocía. Encontré una fotografía de ese señor y mi madre besándose. ¡Mi madre engañó a mi padre! Corrí y bajé por unas escaleras. Había otras habitaciones, donde hacían autopsias. En otra habitación encontré elementos médicos y estaba el cuerpo de mi madre. Le puse gel en la barriga para ver cómo se sentía… entonces vi un bebé… ¡iba a tener una hermanita! Había sangre por todos lados, había un señor, tenía vestido de doctor, había un bisturí sobre la mesa. Corrí y fui a la otra habitación y en ella había ropa tanto de hombre como de mujer. Subí a la tercera habitación, allí había otro locker con fotos de mi madre y de aquel sujeto. La habitación tenía un balcón y pensé… ¿Por qué no suicidarme?… Mi vida no tiene sentido.

Un conejo vestido con traje de mesero decía: “No te suicides, sigue adelante y pide ayuda”. Después apareció una nave espacial, de fondo había una música que me encantaba. Proyectó un holograma… era mi madre y decía: “si me amas no saltes y pide ayuda”. Después de pensar con detenimiento lo que iba a hacer, la nave que proyectaba a mi madre NO ME IMPORTABA. ¡Ya no te quiero! Siempre voy a estar con Dios.

The End

Gracias por leer mi escrito.