Tres elementos cruciales para entender la narrativa de Jorge Luis Borges

Tres elementos cruciales para entender la narrativa de Jorge Luis Borges

de Nicolás Laverde

Colegio Alemán de Cali. Grado doce.

Leer
Una entrevista con Borges, no debería acabarse nunca.
Robert Louit, 1977

No es necesario adentrarse en una lectura crítica de cualquier obra de Jorge Luis Borges para entender que existen ciertos componentes que son cruciales para el transcurso de la misma. Ya sea un cuento, un poema o un ensayo, o inclusive que escuche alguna de sus famosas charlas, comprende de primera mano que los elementos literarios, que en el papel están inmóviles como piedras en un río, son en verdad elementos dinámicos, vivos que nos invitan a entrar a un mundo tanto ficcional como real en donde no existe ningún tipo de barrera divisoria. Este gran Erudito se vale normalmente de cuestiones filosóficas o metafísicas que buscan desestabilizar al lector y hacerlo reflexionar sobre cuestiones cotidianas a su vida como ciudadano del mundo. En este orden de ideas, este ensayo no busca explicar toda la narrativa de este célebre escritor argentino, sino plantear un punto de vista crítico acerca de ciertas piezas en la narración borgesiana y sus efectos tanto en la obra, pero aún más importante en el lector.

Jorge Luis Borges nace en el año 1899 en Argentina y comprende que su destino, como cierta tragedia griega, es amar desde muy pequeño y para siempre la lectura. Como a eco de armonía preestablecida, su abuela materna, inglesa de nacimiento, lo instruye en la lengua anglosajona y por lo tanto en una de las literaturas más ricas de la historia. A partir de esto, de acuerdo con lo expuesto por Tomassini[1], se consagró completamente a la literatura. Se reconoce que eligió la brevedad para escribir sus obras y en ellas el centro del relato quedaba desplazado hacia el detalle. En la mayoría de sus obras siempre se ve reflejado la importancia del tiempo. Este juega un papel muy importante para todas sus obras -aunque como buen asesino en serie nunca actúa solo. Uno de los cómplices que está intrínsecamente relacionado con el tiempo en Borges es la figura paradójica del “doppelgänger[2], la cual tiene como objetivo final, plantear una realidad alterna en donde una persona puede ser dos y uno al mismo tiempo.


[1] Tomassini G. (2017) Borges la opción por la brevedad. Borges Esencial Ediciones Alfaguara.
[2] “Doppelgänger” deriva de la lengua alemana y se traduce como “el doble caminante”.

En todas las obras de Jorge Luis Borges, los elementos literarios son objetos con vida que se llevan a su máximo exponente para demostrarle al lector que pueden desencadenar una discusión poco cotidiana de carácter metafísico y filosófico. Lo anterior se ve reflejado directamente en los siguientes tres símbolos, vitales para Borges: el tiempo, actor que rige las obras como “El milagro secreto” donde se reviven cuestiones filosóficas clásicas. En segundo lugar, el doble, que Borges utiliza para plantear la existencia de diversas dimensiones en donde existe un doppelgänger de cada individuo. Y, por último, pero no menos importante, la realidad, la cual se trata generalmente con la idea de sueño-realidad, donde no existe una diferencia clara entre los anteriores conceptos.

El tiempo, ese pequeño sustantivo que nos acompaña a cada uno de los que vivimos, ha sido tema de discusión desde los antiguos griegos y que Borges retoma en diversos ensayos (Historia de la eternidad, Nueva refutación del tiempo) a su vez en cuentos (El milagro secreto, El jardín de los senderos que se bifurcan) y poemas (El Golem, La noche cíclica). En todas estas obras se presentan diferentes facetas del tiempo, de cómo fue y es concebido por los filósofos antiguos y contemporáneos. Una de las formas más características del tiempo en la narrativa del escritor argentino es la mirada platónica, en la cual se afirma (específicamente en el Timeo) que lo que llamamos “tiempo” es completamente circular, es decir, que todo siempre vuelve a suceder. El mejor ejemplo se encuentra en el poema “La noche cíclica” (El otro, el mismo), que como su nombre lo indica, es la reafirmación del ciclo que sufren todas las cosas. El poema comienza: “lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras: los astros y los hombres vuelven cíclicamente”, en este instante, se entiende de manera casi instantánea la influencia platónica. Luego sigue: “los átomos fatales repetirán la urgente Afrodita de oro, tebanos, las ágoras”, que se puede entender por la concepción de Nietzsche sobre el tiempo-espacio: en donde un conjunto finito de n cosas, tiene por obligación repetir la k combinaciones posibles. Sin embargo, es el final el que nos da la última pista: “[…] de un poema incesante: «Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras»”, es en este instante, donde entendemos que nos encontramos en un ciclo temporal eterno: “Yo suelo regresar eternamente al Eterno regreso”. (El tiempo circular, pág. 346).

Existe a su vez un camino que también puede tomar el tiempo en las narraciones borgesianas y que nos presenta aún más cuestiones que contradicen verdades absolutas en nuestra cotidianidad. En “El milagro secreto” (Artificios, 1944) Borges plantea la simultaneidad de dos tiempos en un mismo espacio, puesto que en la trama de la historia a Jaromir Hladik se le concede un año entero para terminar su obra y en el momento que iba a ser fusilado, tiene lugar un milagro secreto que le permite terminar “Los Enemigos” en el transcurso de este año. Al finalizar su labor, muere fusilado. Para lo que los soldados fueron unos segundos, para él fue un año entero. Estos tiempos yuxtapuestos que nunca se tocan, (al igual que dos líneas paralelas) son el tema del ingeniero aeronáutico J.W. Dunne en su obra “An experiment with time”, el cual Borges citó algunas veces porque le había fascinado según Julio Cortázar, y que se evidencian en un oxímoron clave que divide la obra: “El universo físico se detuvo”. Esto presenta una contradicción al lector, y le demuestra la existencia de un tiempo que tiene su correspondiente orden espacial. En este orden de ideas, se nos presenta un problema filosófico complejo, solo desde un sustantivo tan simple como lo es el tiempo.

Otro elemento que se encuentra con frecuencia en los escritos borgianos, es la cuestión del doble. Este símbolo muy recurrente, nos plantea la existencia de diferentes “yo” en diversas realidades alternas que se bifurcan como laberintos. Este es un planteamiento metafísico que nos cuestiona la realidad donde vivimos (esto se trabajará más extensivamente en la siguiente variable). Normalmente, parafraseando a André Lema, símbolos tales como espejos, ríos y gemelos, son los responsables del efecto del doble, aunque este puede tener un mecanismo un tanto diferente en ciertas narraciones. Por ejemplo, en “Funes el memorioso” (Artificios, 1944) Irineo Funes es el personaje principal que recuerda todo, es el doble en una realidad completamente ajena a la nuestra de Jorge Luis Borges; al igual que “El Sur”, acaso el mejor cuento de JLB (Prólogo Artificios). Lo anterior se entiende por cuestiones autobiográficas que actúan como pistas en las obras y llevan al lector a comprender la figura literaria del doppelgänger. De esta manera estamos en la entrada de un nuevo mundo, donde existencia de un yo multiplicado encuentra su lugar.

Así también sucede con el desdoblamiento de los personajes en el transcurso de la obra. De esto habla Julio Cortázar en sus clases de Literatura, en donde explica que en un momento del cuento, que llega a su máximo exponente, todo es posible. Lo anterior conocido como el principio de incertidumbre de Heisenberg. El mejor ejemplo se encuentra en el argumento de la narración “Tema del traidor y del héroe” (Artificios, 1944) que, como su nombre lo indica, habla de un traidor y a su vez de otro personaje, el héroe. Pero en el momento que se empieza a adentrarse en la obra, el lector comprende que Kilpatrick representa el traidor y el héroe al mismo momento. En este preciso momento, los dos que son a la vez el mismo, conviven en un mismo plano, cuerpo y tiempo. Sin embargo, representan personas completamente diferentes. Esta figura tipo espejo, en donde la representación de un lado no es la misma en el otro, nos muestra que tan fácilmente una persona que parece ser solo ella, tiende a desdoblarse al igual que como le pasa al mismo Borges en su obra “El otro Borges” donde manifiesta la existencia de su otro yo que lo habita y no sabe si es él, o el otro, el mismo quien escribe sus cuentos.

Un último elemento que marca la pauta y que desarrolla un papel crucial para la trama de cualquier obra borgiana, es la relación sueño-realidad. Esta cuestión ha sido un tema frecuente a su vez en la filosofía, puesto que nos presenta una forma diferente de concebir nuestra realidad, que en verdad es una que es controlada por otra y así hasta el infinito. En su poema Ajedrez (El hacedor 1960), en la última línea, podemos evidenciar la dualidad de estos dos símbolos: “¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?”. Esta figura es la representación del infinito, puesto que no se sabe qué Dios detrás de Dios controla al jugador que a su vez controla a las mismísimas piezas. Por otro lado en el poema “El Golem” (El otro, el mismo, 1964), el rabino de Praga logra pronunciar la palabra que le da vida a “un muñeco con manos torpes para enseñarle los arcanos de las Letras, del Tiempo y del Espacio.” Pero es al final del cuento, que es mucho más evidente el mecanismo, que habla por sí sola: “¿Quién nos diría las cosas que sentía Dios, al mirar a su rabino de Praga?” En este orden de ideas, la realidad en la que vivimos es un sueño que se controla desde otra realidad. En pocas palabras, mediante figuras literarias como el oxímoron (una de las preferidas y más recurrentes en Borges) o las paradojas, se borra la delgada línea que separa la cual es a realidad del sueño.

Pero también la dualidad realidad-sueño se puede representar de formas un poco más sutiles, pero igual de efectivas en el lector. El Sur (Artificios, 1944) que se puede leer de forma literal o de la otra, parafraseando a Borges en el prólogo de Artificios, es el mejor ejemplo del posible efecto de este nuevo camino tomado por el juego de realidad-sueño. En el cuento, cuando Juan Dahlmann se lastima la frente con la arista de una batiente, este es enviado a un sanatorio donde debe curarse. En este punto de la historia, la realidad pierde la frontera con el sueño, puesto que existen correlaciones directas entre los hechos de un posible viaje de regreso al sur y la posible estadía en el sanatorio. En otras palabras, mediante la hermenéutica literaria, se interpreta que Dahlmann jamás regresó al Sur, simplemente fue un sueño. De esta manera el sueño del personaje se convierte en la realidad de él mismo y del lector, aunque para todas las demás sombras del relato, sea solamente su agonía antes de morir. Puesto que como sucede en el cuento del Imán de Oscar Wilde, es el Sur quien lo atrae y no él quien vuelve por voluntad propia. Por otro lado, el cuento titulado “Las ruinas circulares” (El  jardín de los senderos que se bifurcan, 1941) nos presenta una cuestión en donde el sueño de uno, puede ser el sueño de otro y este de algún otro ser y así sucesivamente como una cadena hasta el infinito. En esta obra, el mecanismo que evidencia la dualidad del sueño-realidad es sutil, pero mediante un oxímoron como este: “Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad.”, nos vamos dando cuenta de confusión de la frontera que separan los dos elementos. Y es solo al final de la historia cuando: “con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándole. Con esto se vindica el hecho principal de JLB, donde sus personajes se debaten entre estos dos estadios, siendo ambos igual de “reales” (si es que este término puede utilizarse).

Después de haber hecho un repaso por tres elementos cruciales para entender a Borges, empezamos a formar un panorama acerca de cuáles son algunos de los temas tratados en las obras borgianas, pero más importante aún, cómo se transmite este mensaje al lector. De igual manera, este estudio es algo minúsculo que, si bien nos da un buen punto de partida, la narrativa borgiana es muy densa y completamente llena de símbolos. De esta manera estoy de acuerdo con lo dicho por Robert Louit en la revista Magazine Littéraire[3] en el año 1977 acerca de una entrevista con Borges, puesto que leer ya sea un cuento, entrevista o ensayo de este escritor argentino es adentrarse en un mundo donde la realidad y la ficción pierden toda clase de división y se mezclan creando un nuevo universo, el creado por Jorge Luis Borges.

 


[3] Moreno, Juan. (2015) Borges en Francés. Ediciones El Silencio.

Bibliografía

  • Borges, J (2017) Borges Esencial (Edición Conmemorativa). Rio Mouro, Portugal: Penguin Random House Grupo Editorial.
  • Borges, J. (1936) Historia de la eternidad Rio Mouro, Portugal: Penguin Random House Grupo Editorial.
  • Brescia, P. (2011) Modelos y prácticas en el cuento hispanoamericano. Arreola, Borges y Cortázar. Argentina: Iberoamericana.
  • Calderón, M. (2012) “El milagro secreto” en la poética de Jorge Luis Borges Universidad de Costa Rica: Repertorio Americano.
  • Lema, A. (2011) Siete símbolos-clave para perderse alegremente en Borges Bogotá (Colombia), 19 (1). ISSN 0120-6680
  • Martínez, M., Laguna, G. (2011) Cuando la memoria es una condena: análisis narratológico de Funes el memorioso de Borges Universidad de Córdoba y Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
  • Moreno J. (2017) Conferencia Colegio Alemán Cali, 19 de Septiembre de 2017.
  • Moreno, J. (2015) Borges en Francés. Ediciones El Silencio.
  • Navarro, S. (1996) Las formas secretas del tiempo: “Tema del traidor del héroe” y la metahistoria Universidad de Columbia.
  • Prieto, A. (s.f.) “La muerte y la brújula” una lectura paródica del relato policial.
  • Repeto, E. (1993) “El Sur”: otra vez un duelo Anthropos: Boletín de información y documentación, ISSN 0211-5611.
  • Risco, A. (2000) Lo fantástico en las ruinas circulares Escritos, Revista del Centro de ciencias del lenguaje.
  • Saer, J. (1971) Estructura y significación en ficciones de Borges El fuego de la especie: ensayos sobre seis escritores argentinos.
  • Tedio, G (2000) Borges y “EL Sur”: entre gauchos y compadritos Universidad Complutense de Madrid.
  • Tomassini G. (2017) Borges la opción por la brevedad. Borges Esencial Ediciones Alfaguara.
  • Velasco, S. (1990) La otra muerto de Martín Fierro Mester Universidad de California, Los Ángeles.
  • Veljovic J. (2013) Una lectura posmoderna de Borges: Judas Iscariote como otredad de Dios. Universidad de Kragujevac: Serbia.

The End

Gracias por leer mi escrito.